Un piso colorido con mobiliario vintage
- 120 m23 habitaciones1 baño
- Barcelona
La casa de los gatos de tweed
Entré y me presenté como siempre, si bien a nuestras espaldas ya nos conocíamos: mi hija había llevado a uno de sus gatos enrollado al cuello en el primer día de escuela. Gatos de tweed relajados y anillados, siempre atentos a los semáforos y a las primeras gotas de lluvia u hojas de platanero que caen...
Ella y él se iban a una ciudad que conozco. Un viaje en el tiempo a un día de antes-aquí, de militares vestidos con tejidos antiguos; franela o fieltro en colores otoñales y urbanos: verdes, marrones y grises. Es mi recuerdo si bien sé que ya no es así, y que abundan los lugares que cambian a mejor.
Les pido que me dejen custodiar su casa antes que a ningún otro, y creo que les convenzo de que nadie mejor que yo va a cuidar de sus gatos.