Creo que la conexión fue inmediata. Ella descubrió Monapart Alicante gracias a nuestra campaña en autobuses que estos días recorre la ciudad, y conforme avanzaba la conversación, creo que las dos nos dábamos cuenta de que nuestra relación iba a ser inevitable. Ella me hablaba de lo especial que era su casa, de sus detalles, de que había llegado la hora de venderla y que para ello no quería cualquier inmobiliaria. Y yo le contaba nuestra filosofía, nuestro saber hacer postinmobiliario y porqué nosotros debíamos ser su agencia.

Al final terminamos acabándonos las frases la una a la otra, y entre sonrisas y complicidad recién estrenada, nos dimos cuenta de que nuestras sospechas acababan justo ahí, porque, en efecto, nuestra relación era inevitable.