Cuando hablamos por teléfono por primera vez yo podría haber sabido que el tuyo es un precioso nombre de mujer holandesa, pero soy un tipo vulgar al que le gusta el cine, la birra y el fútbol, y así mis referencias fonéticas eran Michael Haneke, Heineken y Robin Van Persie (tú ya me entiendes)... El error estaba servido. Me dijiste que te pasaba con frecuencia, así que al menos me sentí tan cutre como la mayoría; nada que me reconforte, de hecho.

En cualquier caso, yo estoy aquí para vender tu vivienda, que es preciosa y atípica como tu nombre, y para defender el único "pero" que puede aducir cualquier comprador: que el salón es interior; cosa que tú y yo sabemos que no es un problema, porque es un espacio genial, grande, confortable, luminoso y protegido de los cambios de temperatura durante el año. Y es perfecto.