En casa de Philippe Boonen
Philippe Boonen es el caos. Su mujer Claudia, el orden. Ésa es la clave del equilibrio, y lo que explica que todo en su casa respire amor. Descubrimos un hogar mágico, donde cada cosa tiene un sentido y un lugar, objetos bellos, sencillos, encontrados en Els Encants o en la calle, susurrando “llévame a casa” sólo a los que saben escuchar.
Philippe es, ante todo, un gran artista (y no nos referimos a sus casi 2,02m de altura). Su trayectoria profesional es tan amplia como su imaginación. Philippe ha trabajado para marcas de la industria de la moda como Channel, Dior o Andrés Sardá.
También ha ilustrado cuentos para niños, cómics y ¡hasta botas!
Pero su maestría se refleja en sus espléndidos murales. Flores en tiendas, restaurantes o peluquerías...
Personajes imaginarios en estudios de diseño, muñecos de Playmobil en hoteles, trampantojo en viviendas... Cualquier superficie es apta para que Philippe dé rienda suelta a su imaginario personal.
Su casa, como no podía ser de otro modo, refleja este carácter bello, soñador, desenfadado y con sentido del humor.
Philippe vive con su peor enemigo, el gouttelette (aprovechamos para hacer un llamamiento a los constructores del mundo: Sres. por favor, ¡olvídense del gotelé!). Aún así ha sabido sacarle partido a las paredes, invadiéndolas con murales y cuadros.
Claudia se ocupa del orden y la estructuración de los espacios mientras que Philippe se encarga de toda la decoración. Encontramos muebles que provienen la mayor parte de la calle o de mercadillos y todas las piezas son tratadas y reformuladas, con le excepción de una espectacular butaca diseño de Joe Colombo que le regalaron sus padres.
Lo importante, según él, no son sólo las piezas sino el trato que se les den y en definitiva tener un gusto en su disposición. Así, por ejemplo, un saco de La Poste francesa se transforma en una preciosa banqueta en la sala de estar, y un botiquín de anticuario, en un armario para el baño.
La inspiración es un modo de vida. El de Philippe sin duda. “La inspiración no empieza y acaba en un momento concreto, sino que es un flujo constante” dice. Cuando llegamos a su casa lo pillamos pintando pequeñas nubes en el cuarto de su precioso bebé Thelma. Ésa es la consigna, no dejar nunca de soñar y observar las nubes…