Reformar una vivienda con éxito y no morir en el intento

- ¿… y qué te ha parecido?

- ¡Uf!, a ver, la vivienda me gusta mucho pero sabes, me recuerda aquella película de Tom Hanks y una casa preciosa que luego era una ruina … no me acuerdo del nombre …

- Esta casa es una ruina.

- No está tan mal. No exageres. Necesita una buena reforma y eso …

- Digo que la película de la que hablas es Esta casa es una ruina.

- ¡Ah! Tienes razón.

- Entonces, ¿qué es lo que te preocupa?

- Pues que veo cómo es, creo poder imaginarme cómo puede quedar, pero no se cómo pasar de una situación a la otra.

Emprender una reforma para que tu piso refleje quién eres y cómo quieres vivir no es un trabajo trivial ni fácil.

A Marta y Jorge les pasa lo mismo que a todos los futuros propietarios que prefieren un piso para reformar porque quieren que su futura vivienda sea aún “más suya”. Y en mucho tienen razón… Pero Jorge no se equivoca en sus temores, porque emprender una reforma para que tu piso refleje quién eres y cómo quieres vivir no es un trabajo trivial ni fácil.

Qué fácil sería si cuando uno está pensando si reforma o no su vivienda, pudiera ver fotos como éstas del antes y el después. Ante el magnífico resultado final, el atribulado propietario no tendría ninguna duda ni se agobiaría ante todos los imprevistos, desaguisados e infortunios que teme se le vengan encima. Pero claro, esta imagen no la tiene. Por eso, reformar una vivienda requiere una gran dosis de valentía, coraje y… cierto punto de locura.

Reformar una vivienda con éxito. Qué debes saber.

Lo primero que tienes que hacer son dos tareas:

1. Valorar tus posibilidades reales de reunir euritos.
2. Valorar el coste aproximado de la inversión para conseguir la vivienda de tus sueños.

Lo primero siempre es farragoso pero sencillo: saldos en banco, dinero que vas a ganar y puedes dedicar a esto, hipotecas o préstamos que puedes conseguir con tu sueldo, el de tu pareja y otras operaciones… Pero lo segundo es mucho más complicado y te será muy fácil equivocarte o que te engañen.

Supongamos que ya sabes el dinero con el que puedes contar para reformar tu vivienda. Resuelto el punto 1. Check.

Como os han hablado de un constructor que a tu prima le hizo una reformita estupenda en su piso de Argüelles en Madrid le pides el teléfono, te reúnes con él y sales encantada porque te ha dicho que en 80.000 euros te lo deja “niquelado”. Tal cual. Ya solo eso debería haberte alertado para salir corriendo… Pero no. ¡Te ha caído tan simpático! Lo ve todo taaaan fácil y te anima de una forma casi tan familiar que caes en sus redes. Además, sólo tardará un día para darte el presupuesto, sin necesidad de plano ni un simple croquis, pues él con una sola visita al piso, sin ver las instalaciones, los muros de carga, informarse de otras reformas previas –tus vecinos de arriba y los de abajo- ni tampoco hablar con la comunidad de propietarios ni los técnicos del ayuntamiento, tiene suficiente. ¿Todo esto no te mosqueaba un poquito? No. Caes en sus redes.

Tres consejos útiles para afrontar la reforma de tu vivienda:

Estos son los 3 consejos que di a Marta y Jorge cuando me contaron sus planes de reforma y evitarles desmayos, sustos y ruina:

1. Si la reforma va a ser algo más que pintar (y la mayoría lo son), es imprescindible que cuentes con un profesional; un técnico, arquitecto o interiorista que te va a costar muy poco si pones en la balanza lo que puede ahorrarte en disgustos. Ve al Colegio de Arquitectos o al Colegio de Decoradores y pregunta por arquitectos o decoradores jóvenes que hagan este tipo de trabajos; o bien, si conoces alguno contacta ya con él. Te podrá costar un 8 ó 10% del coste de la obra pero te valdrá la pena porque después de escucharte y visitar en detalle tu piso e indagar, plasmará en un plano tus ideas convertidas en un documento técnico que te permitirá pasar a la siguiente fase.
2. Llama a 3 ó 4 empresas especializadas en reformar casas como la tuya. Da un paseo por el barrio y fíjate dónde hay obras; anota la información de aquellas empresas que te causen mejor impresión; pregunta a amigos y familiares por referencias -que debes contrastar- o bien pregunta al técnico que has contratado por uno de su recomendación. ¡Ya tienes tres empresas seleccionadas! Reúnete con cada una de ellas junto con tu técnico, dales el documento técnico además de todos los detalles que os parezcan importantes y que no se hayan mencionado.
3. Pide a tu técnico que califique las empresas de reformas preseleccionadas según a) su precio, b) su experiencia en obras similares y c) la fiabilidad personal del responsable. El precio ha de ser cerrado porque el documento técnico debe contemplar todo lo que quieres hacer, incluyendo las tasas e impuestos devengados. Ten siempre presente que en una reforma, el: “ya que estamos porque no hacemos …” siempre sale muy caro, y el “esto no vale la pena hacerlo” siempre es muy barato.

Manos a la obra. ¡En marcha la reforma de tu casa!

Bien, ya estás preparado para afrontar la reforma de tu casa, pero déjame que te dé un último consejo:

No te asustes cuando la obra empiece y todo vaya quedando patas arriba y quieras morir cuando se cae una pared o se desprende un falso techo o se han arrancado las tuberías de agua o calefacción y tu futura vivienda parece el escenario de una guerra de trincheras. Para llegar al orden (tu vivienda bonita) es imprescindible pasar por el desorden absoluto. El viejo principio físico de la entropía, que hoy casi nadie sabe lo que es a pesar de estar siempre presente…

Una vivienda tiene, como las personas, el equivalente al alma. Dejadme que lo llame traza. Pues bien, tú y tu técnico en la reforma tenéis que respetar la traza de la vivienda. Sólo así conseguirás tu piso de ensueño.

Para llegar al orden (tu vivienda bonita) es imprescindible pasar por el desorden absoluto.

Dejo en el baúl un montón de ideas, experiencias y recomendaciones para afrontar una reforma con éxito y conseguir que una vivienda se transforme en el hogar de tu vida donde encuentres amor, paz y seguridad. Reformar una vivienda con éxito no es cuestión de magia ni suerte, es saber hacer.